En la vida aparecen dificultades y problemas en ocasiones ajenos a nuestra voluntad, aunque siempre hay cierta
responsabilidad en uno mismo, bien en la actitud frente al mundo, a las
personas, y en la vida en sus diferentes aéreas. Y es normal que surja la rabia, enfado, enojo, o
tristeza, desolación, frustración. Un largo etcétera de emociones que generalmente
son negativas. Y digo que es normal
porque sino seriamos incoherentes. Lo importante es aprender a manejarlas a
nuestro favor.
Al aparecer estos problemas y dificultades lo primero es
dejar que fluyan las emociones, ni luchar contra ellas, ni regocijarse en
ellas. Simplemente vivirlas, expresarlas, aceptar que es normal sentir tal o
cual cosa. Ver si hay cierta responsabilidad propia en el problema que ha surgido,
repasarlo, si es necesario hablar con algún amigo que sepas que te va a escuchar y hacer una devolución sin crítica,
o buscar otro tipo de ayuda si ese problema parece que se repite en diferentes
situaciones parecidas a lo largo de tu vida.
En ocasiones en ese conflicto no has tenido ningún tipo de
responsabilidad si lo repasas, simplemente apareció en tu vía, pero de igual
forma deja que las emociones surjan, recuerda que es normal sentirse mal cuando
es justificado.
En otras ocasiones puedes no tener a las personas adecuadas,
no tener recursos para buscar otro tipo de ayuda si el problema es un conflicto
que aparece una y otra vez en tu vida. Entonces hay formas como escribirlas por
ejemplo, u otras formas. Uno tiene las suyas propias y los recursos para que ese problema no se convierta en un
conflicto repetitivo, o que te hunda en
la miseria, te amargue, te deprima, destruya o anule una parte buena de ti y
que se convierta en crónico.
Una cosa si es afín a todo ser humano. El aprender de la
experiencia. Bien ese problema sea repetitivo, tengas o no algún amigo de
verdad que te escuche, te apoye, y recoja en tu dolor, o bien tengas o no recursos
para buscar otras ayudas, o bien te ayude, escribir, meditar, el deporte, alguna
afición que te ayude a conectar contigo, con tus recursos internos, (¡Ah!, el
ir de compras u otras adicciones consumistas, y que te desconecten de la
realidad NO valen bajo ningún concepto ¡eh! ¡¡ja, ja, ja!!)
Bueno, voy a dar un resumen y pautas para aprender de la
experiencia. Lo más importante para empezar es aprender a conectarnos con
nosotros mismos, aprender a encontrar el silencio interior. El silencio
interior para mí, es cuando las
emociones negativas no provocan todo tipo de pensamientos. Nuestro corazón se
haya calmado y nuestra mente no escuche
los gritos de dolor de nuestro corazón. Además
también es llegar a una calma donde estamos presentes, escuchando, viendo, sintiendo,
pero siendo observadores, conscientes del momento presente.
Una cosa importante es no actuar con las emociones
negativas, porque te puedes arrepentir
después y surgen más problemas a la lista en tu vida. Es decir, antes de tomar
una acción calmar ese grito de tu corazón que te hace tomar decisiones
equivocadas.
Repasa lo sucedido, que has hecho, que has permitido (si es
el caso), también que no has hecho y que no has permitido (también si es el
caso).
Qué decisiones piensas que puedes hacer para que ese
problema se resuelva y desaparezca, y nunca vuelva. Aquí es importante que esas emociones
negativas se hayan calmado, resuelto, antes de tomar una decisión o acción
equivocada.
En esa decisión cuando el corazón no grite y la mente lo contamine, o al revés la mente alimente las
emociones negativas y haga que surjan
otras emociones negativas, es decir, en ese silencio interior, hay que dar
respuesta a varias preguntas. ¿Mi decisión cómo me ayuda? ¿Cómo ayuda a los
demás? ¿Qué me aporta? ¿Qué aporta a los demás? ¿Perjudica a las personas que quiero y son importantes para mi? ¿Ambas partes no se verán
perjudicadas?
Centrarse en los recursos internos que todos tenemos, ver cómo
aplicarlos para resolver ese problema, que reforzar en nosotros para que no
vuelva a ocurrir, es decir, se resuelva de verdad. Para esa resolución de
verdad, es importante ser conscientes de los puntos débiles no resueltos que
tenemos y que deben ser reforzados. Ahí sí o sí, es pura responsabilidad propia.
Al reforzar y trabajar esos puntos débiles, conflictivos propios, vamos a
descubrir grandes cosas, recursos, una nueva imagen de nosotros, que siempre ha
estado ahí, es lo potencial escondido, que por diferentes circunstancias de la
vida, se han ido durmiendo. También son
puntos que hemos venido a este mundo a resolver, para aprender y evolucionar.
Importante para ese
aprendizaje de la experiencia, es nunca volverse más duro, capullo, malvadillo, entre otras durezas que lo único que
nos perjudica a nosotros y salpicamos a otros, perdiendo una gran oportunidad
de descubrir lo que nos ofrece la vida, bien en situaciones o con las personas
que van apareciendo en ella.
Aprender de la experiencia es aprender de las propias
debilidades, ser responsables de nuestras acciones y ser conscientes que todo
se puede cambiar o por lo menos mejorar.
José Navarro
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